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jueves, septiembre 15, 2005

Cosas que solo de muerto se saben...

El primero de agosto me invito mi cHaMaKiTa a Sensorama, a vivir una experiencia llamada "Cosas que solo de Muerto se saben". Que es un espectáculo multiperceptual Inspirado en el libro "Los no muertos muriendo" de Elizabeth Kubler-Ross y en el libro "Textos Tibetanos Inéditos" de Alexandra David-Néel y en vivencias personales del autor del espectáculo, Héctor Fernández.

Al inicio fuimos recibidos en una sala donde nos platicaron como sería el transito hacia el otro lado. A través de la luz de unos gogles especiales que deforman la manera en que normalmente se ve; además forman parte de la experiencia aromas, sabores, música, tactos y actuaciones con las que pudimos experimentar varias etapas de la muerte.

En lo personal hubo varias etapas que me hicieron recordar vivencias y exagerarlas de tal modo que mi experiencia cercana a la muerte junto con las sensaciones de este proyecto me hicieron vibrar e incluso... llorar.

Esta obra me logró tomar de la mano hacia el umbral entre la vida y la muerte... sentir que los recuerdos se juntan y revisar muchas etapas y aspectos de tu vida que alguna vez llegas a hacer a un lado. Te lleva a recapacitar que nada se puede volver a vivir y que por unos instantes, sentir que el tiempo se detiene para tu alma y la de los demás sigue marcando el paso. Te lleva a sentir momentos de duelo... la sensación de un funeral... de un entierro... sentirte enterrado.

¡Enterrado! ¡Funeral! ¡Imaginar a quienes te quieren llorando por ti! ¡Arriba de ti! ¡Sobre la superficie de tierra que se encuentra encima de tu cuerpo! ¡Sentir lo que sentiría tu cuerpo al caer los montones de tierra! Pero en realidad tu cuerpo no lo sentiría... pero... ¡pero estas ahí y lo sientes! ¡lo imaginas! ¡lo vives!

Empiezas a hacerte preguntas... ¿Logré todo lo que quería? ¿Ame a todo quien me amó? ¿Me brinde lo suficiente a quienes quiero para hacérselos saber? ¿Me esforcé hasta mi límite para ser mejor todos los días?

Y de repente...
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silencio... ... . ... . ... . . ... . . ... . . . ... . . . ... . . . . ... . . . . ...
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Así llegará la paz, el momento en que tu alma será libre. “A lo mejor entenderé que la muerte no tiene que ser mala, no tiene que ser de miedo, simplemente es un estado diferente”, Demian Lerma, director de Sensorama.

Pero estas son cosas que sólo de muerto se saben.

Y como dijera el respetadísimo Sabines:


Qué costumbre tan salvaje
¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos! ¡de
matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos
alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.

Yo siempre estoy esperando que los muertos se levanten, que
rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la
introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras,
paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando,
amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.

Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos
derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo
dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de
su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o
tirarlo a un río?

Habría de tener una casa de reposo para los muertos, ventilada,
limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada
día, se levantarían a vivir.



Ese día me levanté a vivir... Gracias...